lunes, 21 de abril de 2008

Cursar en la cátedra es participar en este lugar, y viceversa. Por lo tanto, se espera la escritura de todos y cada uno de quienes están leyendo este contrato.Tenemos una primera cláusula, entonces: obligación de escribir comentarios en este blog. Salvedad: al menos una vez por semana.
Segunda cláusula: inventar un nick, no usar el nombre propio. Tener un seudónimo. La participación de los cursantes será fiscalizada por la cantidad simple de quienes comenten. Al final de la cursada develar el nombre propio sería una graciosa forma de festejo y requiem.
Una advertencia: sólo aquí encontrarán consignas prácticas. La primera consiste en, sencillamente, comentar el texto que pueden encontrar aquí: http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=1006060
Obviamente, expliquen también cuál es el método, las reglas y las categorías que permiten construir su comentario.
Respóndase en los "comentarios" y utilícese dicho lugar para discutir.

29 comentarios:

grado cero dijo...

Este artículo “Tenebrosa Interpretación Histórica” me hizo un “poco de ruido” quiero decir que hizo pensar la relación pasado y presente sabiendo que el tiempo es como una gran red donde los hilos se cruzan constantemente....Cuando no se tiene una visión integral de lo que pasó en la historia no se puede comenzar a ver un “futuro”.
Todos sabemos que ningún lenguaje es neutro, ninguna mirada sobre el mundo es neutra, aunque se pretenda o se busque un corrimiento de ese lugar de subjetivad siempre uno se expresa siguiendo una ideología, un saber científico, una religión. Y como se puede ver la historia no ha escapado de este suceso pues la historia es siempre contada desde cierta subjetividad implícita.
Considero que en este artículo se intenta mostrar que el gobierno de turno posee una visión “parcial” sobre los episodios sucedidos en la Argentina en los años setenta. No se puede contar la historia haciendo la oposición buenos/malos sino que se tienen que tener una visión completa donde todos acepten errores y logros.
Las Fuerzas Armadas y también los grupos de la guerrilla tomaron las armas. En ambos lados de la vereda, convencidos por sus convicciones, se mataba, se extorsionaba. Creo que era un momento en la historia donde reinaba en el ambiente la idea de “matar o morir”, donde se quería y se creía en los ideales, en la idea de cambiar el mundo.
Me parece que lo que intenta expresar el sujeto de enunciado es que se debe juzgar a ambas partes de igual manera, intentando mantener, si es que en realidad es posible, una neutralidad a la hora de juzgar.
Todos decimos “nunca más” y nadie quiere volver a vivir aquellos tiempos aberrantes donde más de treinta mil ciudadanos perdieron sus derechos y hoy son llamamos “desaparecidos”. Nuestros derechos son nuestros, debemos respetarlos y hacer que se respeten. Los sucesos de los años setenta han creado una ruptura en todos los argentinos creo que después de volver a la democracia la participación política de los jóvenes ya no fue la misma....
Para tener una visión de futuro hay que intentar resolver los problemas del nuestro pasado y de nuestro presente. Creo que la presidenta esta cometiendo un grave error cuando en sus discursos intenta que la población piense en el sector agropecuario como “los malos”. Como un sector que esta aparte o en oposición al pueblo como si todos no fueran ciudadanos del mismo país. Y me parece que relacionar el conflicto actual con la ruptura del orden institucional es muy deshonesto. No solo porque el golpe militar ha provocado en los argentinos mucho dolor y sufrimiento sino porque se esta intentando crear oposiciones entre el pueblo mismo.
El sujeto de enunciado nos abre la posibilidad a que pensemos que se están queriendo que la gente olvide los graves problemas que atraviesa el país. Como es la inseguridad, la lucha que mantiene la educación ( la salió a los medios de comunicación con la muerte del maestro en Santa Cruz), las desigualdades, la desocupación, el descreimiento en la política, entre otros.

Hatikvah dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hatikvah dijo...

Más allá de la cuota de responsabilidad que se le puede atribuir a los grupos guerrilleros (A modo de comentario: cuando un gobierno de hecho está animado por ‘auténticos designios jurídicos y patrióticos’ (guau!) adoptan el nombre de gobierno provisional) no por esto se puede restar la responsabilidad a quienes se arrogaron el poder represivamente y sin consenso popular, torneando el cuerpo legal a su antojo, es decir a las juntas militares golpistas. Basta con el testimonio de ‘uno’ de los retenidos (ni hablar de la violación de los derechos constitucionales) para advertir que cualquier funcionario del Estado incurre en responsabilidad por llevar adelante una política represiva que atenta contra la libertad de los ciudadanos (los delitos contra la libertad agrupan los atentados punibles contra la libertad como bien jurídicamente protegido. Lo que incluye figuras tan diversas como la violación de domicilio, la privación ilegal de libertad y los delitos contra la libertad de reunión o de trabajo).
De igual manera, queda claro que durante estos períodos los derechos entran en claro conflicto (suspensión obligada, digamos), sin embargo, vuelta la ‘democracia’ es increíble que la autoridad (no será una paradoja –pensemos: acaso no se cree resolver el antagonismo entre el poder y la libertad mediante la instauración de una sociedad unánime en la cual, procediendo el poder del pueblo mismo, la oposición carece de sentido y no es admitida-) siga resguardando, tras las políticas de inimputabilidad, a las conocidas figuras (y, por supuesto, las no conocidas) que participaron en el gobierno de facto.
Pero tampoco podemos hacer a un lado cómo ciertas prácticas se tornan jurídicamente aceptadas o consensuadas popularmente cuando, en realidad, siguen siendo un abuso de poder y una perpetuación (inevitable del ‘ser’ político) del servicio a los propios intereses. Es por esto que no sabría (quizás si: en definitiva, todos los regimenes se definen EN su intrascendencia) decir si el sistema democrático sea el ideal (gran contrariedad) gubernamental de una ‘nación’ (término cuya definición esgrime gran dificultad) -desconozco todas las posibilidades- y, evidentemente, el sistema administrativo de turno, como la generalidad de los modernos estados nacionales americanos (con su origen histórico en los siglos XVIII XIX), se sustenta en un sistema que pretende justificar su propia pertinencia al pueblo. Por lo tanto, frente a esta inevitable autolegitimación, cualquier estado del Estado debe ser interrogado en su legitimidad y en su responsabilidad.
Esto mismo me lleva a pensar que la memoria (actividad de la que no escapamos de ningún modo. Reparemos: Mucha gente piensa que una vuelta de los militares sería buena para corregir las ineficiencias de los actuales gobiernos, ya que “se estaba más tranquilo” y “no había tanta inseguridad” "si no tenías nada que esconder”. Indudablemente estos ciudadanos argentinos tienen sus motivos, los cuales les llevan a reparar en su cómoda estadía durante la dictadura, pero a su vez eluden una de las cuestiones más problemáticas que llevaba a ser blanco de la disciplina del gobierno: la participación política de oposición o la contra opinión) es funcional e inherente a aquello que nos lleva a aceptar (aprobar) o rechazar (refutar) las conductas de nuestra historia. Por lo tanto, aquello que se olvida es también parte de nuestra memoria. Una memoria que, como fiel compañera de una tranquilidad ilusa, le suelta la mano a lo que nos obliga a revisarnos más allá de lo que soportamos.

Anónimo dijo...

La Nación ha sido tradicionalmente el vocero de la oligarquía argentina, fundamentalmente de la derecha agroganadera. Desde ese lugar impulsó y justificó el golpe militar del ’76. En esta editorial, fiel a su línea de pensamiento, se defiende a quién fuera ministro de economía de Videla. Apela para eso al discurso de los dos demonios, es decir, la dictadura fue mala y los guerrilleros también; colocando a los dos en un plano de igualdad. Por lo tanto la memoria debe recordarlo todo y también olvidarlo todo para construir un futuro venturoso.
En realidad y aún aceptando los errores de la guerrilla y la elección de una metodología cuestionable para cambiar la sociedad, el estado no puede ni debe convertirse en el principal trasgresor de la ley. La represión indiscriminada que asesinó a muchos inocentes, que torturó, que se apropió de bienes, incluyendo los niños nacidos durante el cautiverio de sus madres, se convierte en un crimen de lesa humanidad que no puede ni debe ser olvidada. Desde este punto de vista la defensa que el diario de los Mitre hace de Martinez de Hoz no hace más que continuar un discurso ideológico conservador y continuador de lo peor de la derecha nacional.
Hace 32 años a pesar del miedo, la resistencia existió de diversas formas. Desde el movimiento obrero hasta las abuelas y madres de plaza de mayo, se demostró una lucha incesante.
Los hombres que conforman el diario La Nación parece que quieren olvidar, y quieren que nosotros también lo hagamos; apelando a la ‘reconciliación’. Ese poder quiere que nadie recuerde que hubo una generación de luchadores que quería una patria más justa, con dignidad y respeto por las extensas práctica de lucha del pueblo argentino, que lo había llevado a tener el mejor nivel de vida de América Latina.
Creo que esta nota editorial refuerza la idea en el imaginario colectivo de que ‘todos fuimos culpables’, poniendo a dictadores, políticos, civiles, militantes, etc. en una misma gran bolsa ‘integrada’...y me parece que sería mucho más interesante que intentemos desterrar el mito que sostiene que la sociedad fue cómplice de la dictadura cuando en realidad la mayoría de la población estaba desinformada y no sabía lo que pasaba.
Me quedo con la creencia de que ya no es posible el olvido. Ni los verbos inclusivos van a ponerme en el mismo lugar de políticos dictadores. Nunca permitamos que nos pongan al lado de Martínez de Hoz, y menos a través de una nota que intenta impactar haciéndonos sentir que solo estamos mirando un lado del problema. ¿Será que la persecución de Martínez de Hoz constituye –como dice la editorial de La Nación- un capítulo más en la escalada de odio y división que está caracterizando nuestra vida ciudadana; o será que por fin después de treinta y dos años podemos empezar a hacer algo con los verdaderos culpables?

Anónimo dijo...

Nadie discutirá a estas alturas que un discurso es objetivo. Somos “concientes” de que todo enunciado es portador de cierto grado de subjetividad. Las personas somos lenguaje. Somos seres hablados por el lenguaje. Es por el lenguaje que nos diferenciamos de las demás “criaturas”. Es el nuestra arma de poder; de mayor poder. Por esta misma razón a veces callar da poder. Creo que cuando más y peor se ejerce el poder menos se lo nombra, porque nombrarlo es desenmascararlo. Es justamente perder ese lugar de poder.
Nadie desconoce los hechos que atravesó nuestro país en la década del setenta. Hay heridas abiertas que quizás nunca cierren… Pero son hechos tan nombrados y a veces de forma errónea que muchos jóvenes, como no hemos vivido esa época “cerramos el oído”. No me parece mal que este período (conocido vulgarmente como “el golpe”), como otros se enseñe en las aulas. Lo mejor seria mostrarle a las nuevas generaciones las dos caras de la moneda. Yo particularmente no defiendo ni una ni otra posición, los dos “bandos” por llamarlos de alguna manera cometieron errores. Pero como expresa Aroma fue el Estado (el que supuestamente debe velar por el derecho de todos sus ciudadanos) el mayor transgresor de la Ley entonces.
A su vez es verdad que debemos estar atentos frente a los discursos no sea que bajo el manto de las apelaciones al pasado trágico, se busque ocultar otras tragedias de nuestro presente.
Este artículo provoca en mi más que aberración. Es difícil creer que aun hoy ciertas personas como la que enuncia este artículo justifiquen la toma del gobierno por parte de las fuerzas militares en la década del setenta. Al igual que se apele al olvido. Solo conociendo nuestro pasado podemos construir un futuro… Ojala sea mejor aunque lo dudo ya que el ser humano es el único animal que choca con la misma piedra dos veces…
Es necesario saldar deudas. Que nuestros “desaparecidos” dejen de serlo. Que los culpables paguen sus delitos. Que se nos devuelva a todos nada más y nada menos que nuestra IDENTIDAD…

Spyglass dijo...

En la última clase, cuando estuvimos hablando de qué comprendía exactamente el Análisis del Discurso, se dijo que en realidad no era “prestarle atención” a lo que se dice, sino ver en qué campo se insertaba. El texto que leímos, parecería ser “anti-K”. Se critica las referencias de la actual Presidenta de la Nación, acerca de aquellos grupos que quieren volver al pasado (en una alusión al período golpista sufrido por nuestro país). Se acusa al gobierno oficial de “enturbiar” el pasado para encubrir las tragedias presentes. Evidentemente, si seguimos la línea de lo que hablamos en clase, este discurso se opone a otro, uno “pro-K”, expresado en las alusiones al discurso de la Presidenta. Lo que deberíamos pensar, más allá de un análisis en pro o en contra de lo que se dice, es ¿en qué campo se insertan ambos discursos? La verdad, no tengo bien definida la idea de campo, pero creo que estaríamos hablando de una mezcla entre un campo político y uno social. Ambos discursos son producto de estas situaciones históricas, de las cosas que están pasando ahora, de la Argentina como país y como conjunto de personas. Entonces pregunto: ¿ambos configuran el campo ideológico de la Argentina del 2008?

citrus limon dijo...

Concuerdo con los comentarios hechos hasta este momento. lo que quería agregar es que en primer lugar el texto me inquietó, ya que se me vino a la mente el ejemplo (que todos estamos viviendo) del conflicto con el campo. Creo que el gobierno quiere poner en contra a la sociedad con la sociedad rural para así poder cumplir con sus políticas confiscatorias y seguir llenandose "sus bolsillos", marcando la gran inequidad social del país. Creo que debemos luchar por nuestros derechos y no dejarnos aplastar como lo están haciendo.

Violetas dijo...

Me parece oportuno el comentario sobre qué hacemos en análisis del discurso, está bueno que lo hayan remarcado.
Es evidente que este discurso pertenece a una voz opositora al "discurso-k". Basta con rastrear algunas publicaciones del diario en los años del golpe de estado y anteriores.
Leyendo este artículo me viene a la mente el conflicto "actual" con el campo y junto con esto todos los cuestionamientos sobre las responsabilidades del estado y de la sociedad...como a todos, supogo.
Para finalizar, me detengo en los dos últimos párrafos del artículo, qué se quiere decir con "reconciliar": perdonar y olvidar o juzgar y olvidar... creo allí no queda claro...

Anónimo dijo...

PERFUME DE MUJER DIJO :

CONSIDERO QUE ESTE TEXTO SE INSCRIBE EN EL CAMPO POLÍTICO,ANALIZA UN GOBIERNO ACTUAL ARTICUALNDO LA HISTORIA.
ES UN POCO FUERTE EL DISCURSO, PERO BASTANTE REALISTA. SOBRE TODO CUANDO DIECE" BAJO EL MANTO DE LAS APELACIONES AL PASADO TRÁGICO, SE BUSQUE OCULTAR OTRAS TRAGEDIAS DE NUESTRO PRESENTE"... Y PARA MI ES PURA VERDAD ESTO. dESDE MI POUNTO DE VISTA CREO QUE UNA DE LAS COSAS A LAS QUE APUNTA EL AUTOR ES A AFIRMARA QUE EL NUEVO GOBIERNO SE CUELGA DEL PASADO PARA JUSTIFICAR COSAS ACTUALES.

esmeralda dijo...

Es claro que este texto muestra una oposición al gobierno actual en cuanto a que el mismo plantea un repudio hacia aquellos que estuvieron en el poder durante el gobierno de facto sin considerar la otra cara de la moneda, es decir a los grupos (guerrilleros)que también generaban violencia.
Es cierto que ambos bandos tuvieron actuaciones indebidas pero no por eso se debe quitar la importancia al desempeño que tuvo el gobierno en esa época, ya que hizo abuso de poder (con todo a lo que esto se refiere: secuestros, asesinatos, apropiación de niños, etc.).
Es por eso que el pasado no se debe olvidar porque es parte de nuestra historia y formación como personas que habitan en este país.

Anónimo dijo...

No es casual que una vez más la prensa burguesa, en este caso el diario La Nación, se ponga del lado de los opresores y sostenedores de este sistema de explotación e injusticia. Como tampoco lo es que reiteradas veces distorsione los hechos y plantee la famosa “teoría de los dos demonios” para justificar las acciones de la dictadura militar dándole de este modo crédito a los grupos genocidas como por ejemplo “memoria completa” encabezados por Cecilia Pando mujer de un milico asesino, que no hacen más que justificar y defender el genocidio perpetrado por la dictadura militar.
Me parece sumamente dañina la intencionalidad del presente artículo, pues pretender poner a los revolucionarios y sus acciones al mismo nivel que al de los milicos asesinos, es una verdadera aberración; pues las acciones militares estaban orientadas a ponerle freno al auge de las luchas que el pueblo estaba librando, ya que el pueblo desafiaba la estabilidad del sistema capitalista que como hoy somos testigos solo garantiza que un pequeño grupo de la sociedad acceda a la educación, la salud, la vivienda, un trabajo digno, etc. privando de todos estos derechos a la gran mayoría de los sectores populares.
Ahora bien, la editorial de este diario plantea “(…) la necesaria reconciliación estará cada vez más lejos” entonces me pregunto reconciliación con quién, con quienes: ¿Con los que fueron los asesinos de lo mejor de nuestro pueblo? ¿Con los que día a día se apropian de lo que a nuestro pueblo le pertenece? ¿Con los cómplices en plena “democracia” de la desaparición de Julio López? ¿Con los que no están dispuestos a juzgar ni encarcelar a los responsables de la muerte del maestro Fuente Alba ni de la larga lista de víctimas de la represión? ¿Con los que garantizan la represión a nuestro pueblo mediante la tan mentada Ley Antiterrorista? Si con estos sectores de la burguesía es que plantea la reconciliación, pues bien, no me reconcilio, porque esa palabra solo existe y vale entre hermanos de clase, entre pueblo y pueblo. Jamás con las hienas, jamás con los cómplices, jamás con los asesinos.
Para culminar, realmente me interesa hacer una pequeña digresión sobre la “teoría de los dos demonios”. Al hacer mención a ella se quiere poner en claro que no se refiere a si hubo dos ejércitos beligerantes o no, si estos tenían mayor o menor grado de control de territorio, o todo lo que se le está mechando en los últimos tiempos. La susodicha “teoría” expresa lo siguiente: como se sabe que la violencia es una fase esencial del despliegue de los intereses capitalistas, que se aplica graduando sus distintas manifestaciones según las necesidades coyunturales, tácticas y estratégicas; puntual o generalizada; es necesario mostrar que todo lo que se constituya en resistencia y oponga a esa violencia de garantía de la explotación y opresión una fuerza determinada, constituye una maldad igual o superior al del Estado burgués.
Así que, para los sostenedores de la “teoría de los dos demonios”, el hombre de pueblo que se alza contra las condiciones impuestas, ejerciendo la violencia es un perverso como el coronel que tortura y mata para preservar sus privilegios. Su violencia es equiparada a la de los genocidas. Como se ha dicho tantas veces, la violencia en manos del pueblo, no es violencia sino justicia.

ISI dijo...

Creo que según la consigna establecida sería interesante, además de las opiniones expuestas sobre el tema en cuestión, que podemos repudiar o no, detenernos a pensar de qué manera se construye dicho discurso. En este sentido, considero que el texto se construye a partir de un entramado con otros discursos, es decir, en él se alude a discursos de distintos lugares o provenientes de distintas voces (lo que la ciudadanía rechaza, el discurso de la presidenta, lo que se difunde desde las escuelas o los medios de comunicación, a quien se juzga y a quien no…). De este modo, quien enuncia sostiene que se llevan a cabo distintas interpretaciones de la historia, y esto deja entrever cuál es su postura frente al tema, frente a lo que afirma: mostrar y juzgar las dos caras de la misma moneda, mirar hacia los dos costados, pero quizás desde un solo lugar, como muchos ya han referido en este espacio.
Por otro lado, me inquietan, ciertos términos que aparecen sobre el final de este artículo, ya que entiendo que “dejar atrás”, estaría muy cercano a “olvidar”, y se presentaría una contradicción si lo que se propaga es una “reconciliación” con aquellos hechos. Estas cuestiones forman parte de la memoria, las de olvidar y las de recordar, es decir lo que este sujeto decide o no recuperar en su discurso en este contexto, tiene que ver con su postura, desde qué lugar se para. Y no por nada se presentifican cada año estos hechos a más de 30 años del golpe.

Anónimo dijo...

Sin duda el texto provoca ciertas inquietudes.
No se puede evitar preguntarse si quien enuncia está de un lado o del otro (del "Gobierno" o "la oposición")porque es induscutible (como estuvieron comentando anteriormente) que ningún lenguaje es neutro, que la subjetividad siempre se infiltra, aunque se pretenda obstinadamente objetividad.
De la misma manera considero oportuno que se recuerde que el diario que publicó este artículo tampoco es neutral, sino que su ideología política es ampliamente reconocida.
Más allá entonces, de que puede decirse que quien enuncia lo hace desde una posición "anti-k", la cuestión que me desconcierta en cierta forma, es, por un lado,
esa aparente neutralidad que se propone en el atículo a modo (por ejemplo)de integrar en la culpa de lo sucedido en la dictadura a "guerrilleros" y demás y a las Fuerzas Armadas. Por otro lado me inquieta la condición de verdad de lo afirmado en el texto a modo de "buscar la reconciliación entre los argentinos". Pienso hasta qué punto es "sincera" la propuesta de quien escribe, con esto me refiero a ¿hasta qué punto se persigue verdaderamente (si es que se persigue)la "reconciliación de los argentinos"?, y en todo caso ¿por qué se la persigue: "para construir un futuro mejor" o (como se expresó en algunos comentarios anteriores) para hacernos olvidar?

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo propuesto: “Tenebrosa interpretación histórica”. El autor expone algunas cuestiones que me han permitido reflexionar sobre problemáticas actuales. El mismo propone pensar articulando el presente político con el pasado.
Por ejemplo, la provocación de la actual Jefa de Estado al insinuar que hay sectores que supuestamente insisten en volver al pasado. Por suerte la gran mayoría de la ciudadanía rechaza cualquier aventura golpista en contra de las instituciones de la República. Los argentinos aún tenemos memoria de lo que pasó en los años ’70. Yo nací en democracia y no me imagino vivir sin ella. No creo que el actual conflicto con el campo sea una cuestión de “insistencias de algunos sectores de volver al pasado”.
El autor propone que los argentinos dejemos atrás, pero sin olvidar, los trágicos factores de discordia que desgarraron a la sociedad, y no utilizar la memoria como una mera manera de obtener venganza y prolongar los conflictos. Tengamos presente el pasado para no volver a cometer los mismos errores y construir un futuro mejor.

Anónimo dijo...

Me olvidé de poner el seudónimo!! acá está nuevamente mi comentario: "Muy interesante el artículo propuesto: “Tenebrosa interpretación histórica”. El autor expone algunas cuestiones que me han permitido reflexionar sobre problemáticas actuales. El mismo propone pensar articulando el presente político con el pasado.
Por ejemplo, la provocación de la actual Jefa de Estado al insinuar que hay sectores que supuestamente insisten en volver al pasado. Por suerte la gran mayoría de la ciudadanía rechaza cualquier aventura golpista en contra de las instituciones de la República. Los argentinos aún tenemos memoria de lo que pasó en los años ’70. Yo nací en democracia y no me imagino vivir sin ella. No creo que el actual conflicto con el campo sea una cuestión de “insistencias de algunos sectores de volver al pasado”.
El autor propone que los argentinos dejemos atrás, pero sin olvidar, los trágicos factores de discordia que desgarraron a la sociedad, y no utilizar la memoria como una mera manera de obtener venganza y prolongar los conflictos. Tengamos presente el pasado para no volver a cometer los mismos errores y construir un futuro mejor".

Anónimo dijo...

....

Anónimo dijo...

Se dice que la memoria es selectiva; yo pienso que el esttuto de la memoria se ve atravesado por marcas pasadas y futuras, o si se quiere por el recuerdo y el olvido. Que "La Argentina necesita dejar atrás, sin por ello olvidar, los trágicos factores de discordia que desgarraron a su sociedad" implicaría que deje de ser necesaria aquella 'reconciliación' de los argentinos que se plantea en el texto (no lo planteo como una afirmación sino como una cuestión a re-pensar, o revisar).
Memoria y destino aparecen como inscripciones del tiempo, donde convergen dos tipos de discursos (cargados de subjetivismo): el discurso político y el social.

Anónimo dijo...

Como dice “grado cero” ningún lenguaje es neutro, ni objetivo. En el artículo periodístico me parece que eso es evidente ya que se expone claramente la postura del autor en relación tanto a las alusiones y acciones de la actual presidenta de la Nación y también en relación a las causas judiciales de Martínez de Hoz y miembros de su equipo y diferentes “interpretaciones” que se hicieron/ hacen del golpe de estado. En este sentido, en el texto principalmente se expone que bajo las apelaciones al pasado se está buscando ocultar otras tragedias de nuestro presente, que la memoria es utilizada como una mera manera de obtener venganza y prolongar los conflictos. Agrega que la “deformación de nuestro pasado” ha ido mucho más allá de los discursos oficiales y a partir de allí, entonces, habla también de otros discursos y teorías (en este caso la que sostiene que el golpe militar respondió a un plan de saqueo) que, según el autor, enmarcan la persecución a Martinez de Hoz y los miembros de su gabinete.
Me parece que más allá de ver si el discurso forma parte de un “discurso-k” o “anti-k”, es importante poder definir, comprender, pensar el campo mayor que engloba estas cuestiones.

Anónimo dijo...

este artículo me parece una basura, discurso posmoderno, chamuyo lacayo, voces burguesas!nos quiern convencer con el tipico:"olvidemos pueblo,se equivoicaron, son humanos"...totalmente hipócrita...sostenedores del discurso de los "K" y tantos otros gobiernos basura.además totalmente equivocado,no existe punto de comparación entre los asesinos de la Triple A y los que heroicamente dieron su vida luchando por el bien del pueblo. no nos confundamos compañero!y no permitamos que nos confundan.
además preguntemos a quien escribió este artículo que piensa de los tantos casos de gatillo fácil en argentina, de los discursos del frente civico y social, de la intendencia de Barletta(privatizador de la unl) y de su burla con lo del boleto universitario(premio a la pobreza), o del color gris cárcel que pintaron la FHUC...no olvidamos el pasado,luchamos contra este presente y nos preparamos para un futuro merecido.no esta porquería...

Anónimo dijo...

Bueno... se esta poniendo loco el blog. Primero que nada yo quisiera saber exactamente que hay que hacer aquí, porque Juan: no entiendo. No sé que sería explicar "cuál es el método, las reglas y las categorías que permiten construir" mi comentario.
Tengo mis ideas formadas sobre el tema, y me parece interesante ponernos a discutir acerca de las diferentes posturas sobre el hecho, pero creo que no es el marco. o si?
Me parece más interesante que tratemos de ver cuestiones relacionadas con el ANÁLISIS DEL DISCURSO y no con nuestras opiniones particulares. Sé que es muy dificil porque a muchos de nosotros el tema nos toca de cerca, y es complicado callarse cuando la bronca estalla. De todas formas, creo que es muy acertado el comentario de Spyglass respecto a este tema.
Por otra parte, quiero decirle a Violetas que cuando ella/el pregunta si reconciliar es perdonar y olvidar; o juzgar y olvidar, yo creo que en el texto esta clarito (al menos a nivel explicito se dice una cosa, quizás despues analizando mas profundamente nos demos cuenta de otra). Pero este señor, el autor del articulo (Cómo me molesta no saber el nombre!) dice: "La Argentina necesita dejar atrás, sin por ello olvidar". O sea que lo que se propone (parece) es que no se olvide. La cuestión interesante es cómo aunque a nivel textual el tipo diga "no hay que olvidar", la mayoría de nosotros pensamos: "este tipo es un hijo de puta, quiere que se olvide lo imposible". Entonces aquí cabría preguntarse qué construcciones discursivas operan para lograr este efecto.
Bueno, yo me voy a releer el artículo. Se las dejo picando y espero opiniones.
Ah! Si alguien sabe quién lo escribió por favor, suba el nombre a la página.

Mil gracias!


Tchauzhinho!

Rojo dijo...

Estoy de acuerdo con epojè en que yo tampoco entiendo a Juan con lo de "expliquen también cuál es el método, las reglas y las categorías que permiten construir su comentario", al final cada quién publico su opinión personal sobre el tema pero no revelamos ninguna de las reglas o categorías utlizadas supuestamente para llegar a tal conclusión, bueno de momento no me queda más que poner mi postura frente al artículo. Creo que en lo lo que respecta a este artículo lo que intenta es disuadir a los lectores en pro de una “reconciliación” que no es más que un intento fallido por tratar de poner atrás el funesto pasado de la dictadura, por más que nuestra justicia sea lenta y muchas veces inoperante no hay que dejar de buscar la verdad y su castigo para quienes lo merezcan, ya hayan pasado 30 o 100 años, la cantidad de tiempo que haya pasado no justifica nada, lo que esta buscando es que se deje de “perseguir” a esa “minoría” de la cual el escritor esta a favor (o al menos la ideología del diario que obliga a escribir de tal manera a los que trabajen en el). Por otro lado al gobierno de turno les sirven estos asuntos pendientes del pasado ya sea para ganar el favor del pueblo o generar un poco de distracción con otros problemas de la actualidad,

Anónimo dijo...

hahahahaha

Anónimo dijo...

respondiendo a "apojé", su postura me parece totalmente errónea. todas las opiniones construidas a través de la experiencia de nuestras vidas son discurso.la vida misma es discurso,creación de opiniones, posturas.por lo cual no entiendo el desmerecimiento hacia quien opina algo totalmente personal. es más lo considero más acertado que el burdo pensamiento:"para estar seguro de algo o aprobar una materia debo repetir lo que tales autores dijeron"...para nada...hay que leer, si, hasta ensancharnos los sentidos, pero también hay que crear ideas propias,reflexiones de nuestra vida misma...a los universitarios nos hace falta dejar de repetir ideas ajenas,sean cuales fueran los motivos que nos arrojan a esta situación, y empezar a jugarnos el pellejo haciédonos cargo de lo que pensamos...y que el mundo estalle...

Spyglass dijo...

Hace ya más de una semana que empezamos a comentar y todavía no sacamos nada en claro. Me parece que tendríamos que empezar a discurtir un poco más las cuestiones que planteó Juan en la última clase. Después de todo para eso es que se creo el blog. No digo que si o si tengamos que buscar una categoría, sino que tendríamos que intentar entrar un poquito más en materia de realmente "analizar el discurso" Jajaja. ¿Qué les parece si empezamos a pensar en el campo en que se inscribe el artículo? Como dije antes tiene que ser un campo ideológico, ¿o no? Espero comentarios!!!

Anónimo dijo...

las cosas estan más que claras y al menos yo he podido sacar muchas cosas en claro...considero que se ha debatido sobre el campo en el que se inscribe el artículo, es un campo ideológico. que te disguste o no lo que los compañero hemos expuesto es otra cosa...es más, Juan propone ciertas cosas en clase, pero el dinamismo de las discusiones y aportes tornan realmente difícil seguir lo propuesto en clase al pie de la letra. Y es eso lo que hace realmente interesante este espacio, sino seguimos con las clases, debatimos ahí y listo...no les parece?

Spyglass dijo...

¡Por favor! No quise sonar crítica ni mucho menos. La verdad es que me parecieron super interesantes los aportes de cada uno. Solamente quise que nos centremos un poco más, crear un poco más de debate. Me parece que en clases nadie se va a animar a exponer sus opiniones como en este medio en el que todos podemos permanecer anónimos. Por eso quise que empecemos a discutir cuestiones más objetivas. Si te sentiste ofendida o algo por el estilo, me disculpo.

Anónimo dijo...

Me interesa charlar con Rabadilla por la cuestión esta de que estoy errada. Mira, la verdad es que podes tener toda la razón del mundo. Como no se que tenemos que hacer exactamente.... La cosa es que me pareció que nuestras opiniones estaban un poco lejos de exlicar "el método, las reglas y las categorías que permiten construir el comentario", citando a Juan...
si, a mi me encantaría seguir discutiendo, pero no se si corresponde, se entiende lo que digo? por eso comienzo mi otro post preguntandole a Juan que quería.
Bueno... ¡Bien por todos los que opinan y por aquellos que no repiten autores para aprobar! No quise ofender a nadie!

bueno, por ultimo una opinion, ya que podemos opinar: Rabadilla te noto agresiva. Eso no funciona cuando se busca el diálogo.

Adio!

Anónimo dijo...

agresiva???jaja quizás!no comparto con vos la postura, pero bue...besos!la sinceridad muchas veces se confunde con grosería.gracias por el piropo entonces...besos

Anónimo dijo...

HOLA COMPAÑEROS :

AGUIEN SERÍA TAN AMABLE DE COLGAR LOS TEXTOS Q INDICÓ JUAN PARA LEER.

MUCHAS GRACIAS !